jueves, 25 de noviembre de 2010

Nunca será el último

Pocas son las ganas que tengo de escribir y maldita la razón por la que lo hago.
Apenas hace unos días que vuelvo a tener internet tras mi línea telefónica, pero por alguna razón, o mejor, por un montón de razones, casi soy incapaz siquiera de encender el ordenador. Escribir cuatro letras es ya penosa tarea, y no será por falta de argumentos: el jueves Kelley Stoltz estuvo a punto de ponerme frente al teclado de nuevo (algún día lo contaré), el sábado Arcade Fire lo que hicieron fue ponerme la carne de gallina durante una hora y cuarenta minutos (no tengo cojones de describir lo vivido, pero lo intentaré).

Mi torpeza con las palabras, y muy especialmente para demostrar mis sentimientos, me dejan la música como única salida para rendir un pequeño homenaje a una persona que ya no está con nosotros. Hace más de treinta años entró en mi vida. En realidad entró en la vida de mi hermana Mabel, yo sólo formaba parte del lote familiar. Si la memoria no me traiciona fue el cabrón que me hacía la vida imposible cada vez que pasábamos el día en la playa (al final no me quedó más remedio que aprender a nadar); el chofer de cientos de viajes en coche: mi cuñado fue el primero de la familia que tuvo vehículo propio, a quien recurrí cuando compré uno de segunda mano, a quien recurrí cuando recién sacado el permiso de conducir lo cierto es que no tenía ni puta idea de ponerme tras un volante. Me acogió en su casa, trabajamos juntos, viajamos juntos, comimos y bebimos, y siempre, siempre, estuvo ahí cuando de hacer un favor se trataba. Javi, tío Javi, como mis propios hijos lo llamaban, ya no estará disponible para nadie ni para nada... Era algo previsto desde que le diagnosticaron la enfermedad que finalmente ha acabado con su vida. Lo que no estaba previsto es que me afectara tanto. Soy bastante insensible y mis sentimientos se esconden en recovecos muchas veces difíciles de encontrar. Nunca pensé que su falta, sí, la de ese cabrón que me tiraba al agua en la mitad de la bahía de Santoña, me dejara tan tocado. Yo mismo no me noté especialmente afectado cuando hace no muchas horas me comunicaron las malas nuevas. Hacía tiempo que nuestra relación se había enfriado, pero nunca dejó de estar ahí, últimamente además casi tan cerca como al principio. La mente rebobina y rebobina, un, dos, tres, diez, cincuenta, cien, fueron tantos los buenos momentos... GRACIAS por cada uno de ellos.

Este es un blog musical. Así me lo impuse desde un principio y así será siempre. Y entre todos esos momentos, uno que no ha dejado de reproducirse a lo largo del día. Creo que él no lo entendería, posiblemente nadie lo entenderá. Es absurdo, ¿verdad? Una canción, una puta canción, es lo primero que se me viene a la cabeza cuando lo recuerdo. Un momento, hace exactamente veintidós años, un momento siempre recordado cuando escucho a The Go-Betweens. Absurdo, ¿verdad?

Íbamos camino de Santander. Como tantas otras veces, era mi chofer. Creo haber escrito que pedirle un favor era tener la certeza de que contabas con él. Yo debía tomar un tren con destino a Valladolid donde a mis dieciocho años cursaba una carrera que nunca llegó a su fin. Entonces ya, en mi cabeza cabía poca cosa más que la obsesión por la música. A través de la radio (cualquier emisora comercial bien avanzados los ochenta) sonaban los Go- Betweens. Él nunca lo supo, y nunca lo entendería, pero para siempre en mi melómana y fotogénica memoria quedo grabado el descubrimiento de los australianos. Desde entonces, “Streets of your Town” es mucho más que una canción. Es la imagen de mi cuñado al volante, camino de Santander, yo de copiloto, camino de Valladolid. Desde entonces The Go- Betweens fueron una de mis bandas favoritas. Desde hace ya unos meses no he podido escuchar la canción sin que se me haga un nudo en la garganta. Es absurdo, ¿verdad? El nudo se ha desatado para siempre.

VIVIR MUCHO TIEMPO NO ES SINÓNIMO DE HABER VIVIDO MUCHO. Mi cuñado vivió y en mi memoria lo hará siempre, muy especialmente cada vez que estos versos sean cantados por Forster, McLennan y compañía.

Sé que nadie más lo entenderá.
Queda entre él y yo.
Él tampoco lo entendería.
No importa.

Round and round, up and down
Through the streets of your town
Everyday I make my way
Through the streets of your town

Don't the sun look good today?
But the rain is on its way
Watch the butcher shine his knives
And this town is full of battered wives.

I ride your river under the bridge
I take your boat out to the reach
Cos I love that engine roar
But I still don't know what I'm here for.

They shut it down
They closed it down
They shut it down
They pulled it down.

UN ABRAZO! Pero nunca será el último...