jueves, 20 de mayo de 2010

¿Y después del concierto, qué?

A mí estos momentos, casi íntimos, me gusta llamarlos “caviar beluga”. Me gusta diferenciarlos de los baños de masas, sudor, empujones y hormonas en ebullición con los que mucha gente puede relacionar la palabra concierto. Ver a Amigos Imaginarios en El Café de las Artes es un lujo asiático. Algo parecido a como fue ver a Joe Henry en la Escuela de Náutica, como no hace mucho tiempo pudimos disfrutar de Chuck Prophet en el Colegio de Abogados de Bilbao o como descubrir a John Tirado en el mismo Café. UN LUJO! Dicho lo cual, pueden entender cómo me sentía después de la actuación del viernes. No me cabía una paja en el culo, como que quieres a la especie humana sobre todas las cosas. ¿Quién me lo iba a decir? Luego se me pasa, a veces me dura unas horas, otras un par de días, pero se me pasa. Lo primero era comprar el álbum, en vinilo. Soy un romántico y, cuando la ocasión lo requiere, me gusta ponerme tierno. Para quien esto escribe, comprar un vinilo es un acto de amor. Posiblemente no lo reproduzca muchas veces, para eso ya está el CD, se trata de tenerlo, de cuidarlo, y cuando la ocasión lo requiere, escucharlo como quien se bebe un Vega Sicilia de 30 años. Después me lo tenían que dedicar, además me habían encomendado la misión de decirles que "Muñecas Rusas" era mejor que “Wilco (The album)”, de los Jeff Tweedy & Cia. De parte de Joserra, y con la misma opinión al respecto, así se lo hice saber a Santi Campos. Añadí, de mi propia cosecha, que no tenía dudas acerca de quien era el mejor letrista de este país (pero esta es una historia ya contada y no quisiera aburrir a nadie). Creo que se ruborizó con las dos afirmaciones, como si externamente quisiera dar a entender que son dos exageraciones, pero con el pensamiento interior de: -¿y por qué no? Yo estoy absolutamente convencido de ambas, jamás le regalaré adjetivos vanos a nadie. Si digo algo es porque lo siento, si no prefiero quedarme callado. De haber sido el concierto en Santoña, posiblemente una cerveza hubiera servido de excusa para comentar el regalo que nos acababan de hacer, pero al día siguiente había que trabajar y hacía una noche de perros. El regreso a casa fue más largo de lo habitual, los focos del coche con esfuerzo se abrían paso en la oscuridad y la lluvia apenas dejaba entrever las líneas de la carretera. No importó, todavía me duraba esa cosilla en el estómago, me sentía afortunado y el tiempo del viaje lo daba por bien empleado recreando momentos que había vivido en el Café bajo un árbol repleto de manzanas. Sí, ya sé que pensaréis que estaba puesto de ácido, pero realmente así fue. Al llegar a casa, sólo tenía ganas de una cosa: poner el disco sobre el plato y posar la aguja. Un ritual parecido al de un heroinómano cuando calienta la cucharilla. La aguja y la ansiedad también son aquí las protagonistas. A mi manera, yo me considero un Yonki. Las nueve canciones se me hicieron cortas, pero los "Amigos" me indicaron el camino a seguir y el “Ragged Glory” del maestro Neil Young ocupó su lugar en el reproductor, esta vez el lector de Cds. A las dos de la mañana tenía los ojos como platos y muchas ganas de ver The Last Waltz. Hacía mucho tiempo que no veía la película-concierto de Scorsese, hacía mucho tiempo que no le daba la vuelta a un vinilo y sentía el roce de la aguja en su discurrir por los surcos, hacía tan sólo unas horas había estado disfrutando en directo del mejor álbum publicado en este país en lo que va de año, y... ¡a ver quién lo mejora!
GRACIAS!

2 comentarios:

  1. Aunque me vienen a destiempo y el único que tuve cuando aun era lo que había era de un grupo infantil llamado "Bom Bom Chip", ya cuando era mas mayor si que empece a entrar en tiendecillas de segunda mano y comprar algunos, asi que entre eso y los que ya tenian mis padres, la colección no está del todo mal, nunca me había parado a pensarlo, pero si, es todo un hecho de amor, la manera en que lo sacas, lo pones, despizas la aguja, y el placer de hacer algo especial, no lo habitual....que seria poner un CD o un buen DVD.
    Me ha encantado que le hayas dicho eso a Santi Campos, seguro fué para él un gran momento tambien, siempre se le ha visto muy llano y bueno, se sonrojó, eso dice mucho...
    Excelente post, un fuerte abrazo!

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  2. Me hace gracia Coco lo de Wilco (The Flojo Album)...¿ya sabes que Xandra llegó al blog porque le hizo gracia que me cargara a unos santones como Wilco por ese disco? Si lo buscas así en el buscador puedes leerlo.
    Cualquiera diría ...si hasta ese jodido disco me muero por Wilco y eran lo que hoy son The National.
    Incluso tiene sus cositas pero no acudo a él frecuentemente...las cosas como son...
    De vez en cuando, existe el deseo irrefrenable de ver el Ultimo Vals...es algo periódico. Lo ves y crees estar viendo lo que deberías ver, en sesión continua, hasta el final de tus días...jajaja.
    Es algo curioso pero lógico, ahí está la flor y nata.
    El disco de Los Amigos cada vez me gusta más, tiene recorrido y estoy descubriendo la segunda parte pero quiero escucharlo más y en coche, en el verano, ahí me dicen cosas nuevas...
    Un abrazo

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